La sucesión del fundador de una empresa suele dar lugar a luchas familiares (p.ej. El Corte Inglés o Gullón); luchas, que no pueden evitarse, aunque sí cabe la mitigación de sus consecuencias.
En efecto, hay instrumentos jurídicos, como el protocolo familiar; las capitulaciones matrimoniales; o el testamento, cuyo fin es, precisamente, anticipar y resolver disputas, que amenacen con destruir familia y empresa.
Así pues, la debida planificación asesorada puede garantizar un ahorro en quebraderos de cabeza y la prevención de “malos rollos”. Algo, sin duda, deseable.