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Vi bajar un autobús y solo me dio tiempo a apartar el carrito de la niña

El hombre que hace dos semanas resultó herido tras caerle encima un semáforo derribado por un autobús estudia una reclamación por daños.

No se quita la imagen de la cabeza desde hace un par de semanas, desde que un domingo que se presentaba como un tranquilo y feliz día en familia, terminó con un susto que aún tiene en el cuerpo y con unas heridas que todavía son visibles. Aunque por suerte, «no fue nada, para lo que podía haber sido». Jorge Cuello conducía el carrito de su hija, de 22 meses, por la calle Santa Clara cuando apenas tuvo tiempo para apartarlo retrocediendo un par de pasos, que, dice, pudieron salvar la vida de su hija: un autobús invadió la acera y derribó un semáforo sobre ellos.

Era la hora de la comida del pasado 12 de julio. Cuello, acompañado por su mujer, sus dos hijos y su suegro, se dirigían a comer en un restaurante del centro. Él iba más adelantado con el carrito de la niña, luego le seguía su suegro y un poco más atrasados, su mujer y su hijo de 9 años. «Vi bajar un autobús por la calle Santa Clara que me pareció que iba a una velocidad elevada. De repente, me di cuenta de que iba a colisionar contra un semáforo y retrocedí un par de pasos. El semáforo nos cayó encima con fuerza», describe la víctima, que se llevó un golpe en la cabeza y cayó inmediatamente al suelo. No sabía cómo estaba su hija.

Un grupo de sanitarios que disfrutaba de la jornada de asueto le atendió inmediatamente hasta que en apenas unos minutos llegaron los efectivos sanitarios. «Yo estaba en el suelo, me introdujeron en la ambulancia con collarín rígido y me dieron un calmante porque estaba en estado de shock. Yo no sabía cómo estaba mi hija», rememora aún con una visible herida en la cabeza. La niña salió prácticamente ilesa del suceso. Tiene algún rasguño en la rodilla, pero el semáforo solo rompió la barrera de la silla de la niña. El carrito quedó atrapado, pero a la pequeña no le pasó nada. Solo el abuelo, Amaro Laca, que iba unos metros más atrás sufrió también algunos cortes en la pierna y una mano.

El padre de la pequeña, de 22 meses, resultó herido con un traumatismo cranoencefálico
Reclamación por daños

Cuando la ambulancia llegó al Hospital Universitario Central de Asturias (HUCA), Cuello presentaba un traumatismo cranoencefálico y varias contusiones. Desde que recibiera el alta, dice, siente dolor en «las vértebras, me pitan los oídos y me mareo mucho. Acabo de comenzar un tratamiento con el fisioterapeuta. Luego también esta el dolo psicológico, porque son cosas que te quedan marcadas», asegura. A él y a su hijo, de 9 años, que presenta un autismo atípico y que desde entonces está inquieto.

Ahora lo que más le preocupa es que la familia se recupere de las heridas y del susto, pero su abogado Luis Pérez ya analiza algún tipo de reclamación por las heridas. «Esperaremos a que se curen y en función de las secuelas estudiaremos algún tipo de acuerdo con la compañía aseguradora para negociar una indemnización por los hechos.

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