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El turno de José y Esther

EL COMERCIO 22/09/10

El Turno de Oficio guarda muchas historias que nunca aparecen en las noticias o en la prensa. Pequeñas trifulcas entre vecinos, delitos realizados por jóvenes embriagados por el frenesí del fin de semana y la fiesta o, incluso, dramas de pareja que transitan constantemente del amor al odio. Seguimos durante un día al letrado Luis Pérez en ese gran mundo desconocido que es el Turno de Oficio

Él se llama José y ella Esther. El nombre de ella lo lleva tatuado él en cuello. El de él se lee en el brazo de ella. Tienen una orden de alejamiento y les da igual. Ella es menor y él, un chaval con 18 recién cumplidos que fue el viernes a comisaría para denunciar un abuso del tipo que le da colchón desde hace 6 días. Sólo sabe de él su nombre de pila y que es calvo. Fuera de la comisaría estaban fumando juntos José y Esther. Deben estar enamorados. Ella está embarazada.
A José lo detienen por quebrantar la orden de alejamiento en las mismas narices de los agentes. Le cuenta al Policía Nacional: «Yo no quebranté, tío, yo no la fui a buscar: vino ella. Yo no hice nada. Yo vine aquí a denunciar y ella vino». Recuerda al tío calvo del que sólo sabe el nombre y rompe a llorar. Es un crío que la ha estado liando durante muchos años. Su abogado de oficio, avisado apenas media hora antes, le echa la mano al hombro, le pide un vaso de agua y el agente se 'tira el rollo': «Si mañana te presentas a las 11 ante el juez, te dejamos libre».
«¿Por qué se ha portado tan bien el policía?», le pregunta José a Luis Pérez, su abogado de oficio y único nombre real de los tres. Luis entró de guardia el viernes por la mañana y 'se despachó' una de violencia de género, una paliza y una disputa entre vecinos de finca. En la primera, su cliente, el presunto agresor, salió absuelto. Había bebido, eran fiestas y denunció un tercero. Agredida y agresor negaron haberse zurrado. El moratón en el ojo de ella, vaya usted a saber.
En Oviedo, al cabo del año cerca de 700 letrados hacen el Turno de Oficio, de tres en tres. Antes que Luis, que también es vicepresidente de la Agrupación de Abogados jóvenes, estuvo de guardia el tesorero, Juan Manuel Vega, de Vega Álvarez Abogados. Luis lleva cinco años de profesión y Juan Manuel, siete. Son abogados jóvenes, aunque aseguran que en el Turno no hay un abogado tipo: «Los hay jóvenes como nosotros y los hay que llevan muchos años. Unos hacen el Turno porque les compensa, otros se dedican al Turno principalmente, y también hay quien lo hace por altruismo». Al final, a ellos, además de un complemento al sueldo (ganan aproximadamente 150 euros por día de guardia, más los juicios) les permite llevar casos que normalmente no llegan al despacho.
Las guardias son siempre distintas: «La del jueves fue normal, prácticamente sin asistencias, nada excesivo, pero todo depende de la racha», cuenta Juan Manuel Vega. Para ambos, el truco del Turno está en «tratar a los clientes igual que si fueran de pago. Si me apuras, mejor, porque esta gente no tiene recursos y necesitan quizás más ayuda».
A veces es duro. Luis Pérez recuerda un caso de dos chavales que salieron a celebrar su 18 cumpleaños. «Les dio por romper escaparates con una alcantarilla». Terminaron en Villabona, tres semanas. «A la madre de uno le dio una lipotimia, el castigo fue muy duro, la cárcel es muy dura». Otra que le viene a la memoria es la de un crío de 7 años, que tras una separación no quería ir con su padre: «Cuando hay menores es muy duro. Yo tengo una cría... Al final procuras contar lo menos posible en casa».
Lo gordo de San Mateo, sin embargo, les llega a quienes empiezan el Turno el lunes. Los del fin de semana se ocupan en casos de violencia doméstica: «Es el pan nuestro de cada día», dice Juan Manuel Vega. Lo de José y Esther es de violencia de género, aunque ambos aseguran que él nunca le pegó. Que fue un compañero del centro de menores donde está ella, que tenía celos. Que él sólo la cogió por el brazo. Que se quieren. Que está buscando trabajo para mantener a su novia y al pequeño que va a nacer.
El sábado a las 11.00 en el juzgado de guardia se presenta José. A Esther la han citado también. Se mantiene separados y cuando van entrando en la sala, se buscan con la mirada y se sonríen. El abogado del Turno de Oficio que le lleva el caso, Luis Pérez, le dice que trate al juez de usted. Que va a tratar de solucionar el lunes lo de su orden de alejamiento, que mientras tanto, ni se le ocurra acercarse a ella.
El juez, como lo hiciera el Policía Nacional, se 'tira el rollo'. Tampoco entiende que ambos fueran a quedar para verse en la boca del lobo, la comisaría de la Policía Nacional. Habrá juicio más adelante para que, con suerte, se quede en nada. Habían pedido para José seis meses, lo mínimo que contempla la ley. Puede sustituirlo por una multa o por trabajos para la comunidad. La multa, José lo ve difícil: «No tengo trabajo» y el dinero siempre ha escaseado. Prefiere hacer algo útil y a ver si así, si un día la vuelve a liar, no se va directo a Villabona. Esther y José van a tener un hijo. Al abogado le suena el móvil: un tipo que robó gasoil de un camión. Es el Turno de Oficio.

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