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Piensa mal y acertarás

“Piensa mal y acertarás”

Ciertos estudios relacionan conciencia fiscal del ciudadano, con factores como la opinión en torno a la justicia del sistema tributario; la clase de trabajo; la actitud personal respecto al valor “solidaridad”; o la expectativa de recibir servicios públicos.

En mi experiencia, hay acierto en tales estudios. Lo vengo observando en los últimos años cuando hablas del tema, pues no es raro oír expresiones como “así disfruto una sanidad, que es para sentir orgullo”; o “toca arrimar el hombro”. Noto mejoría, sin duda. Pero también, algo extraño. El pago de impuestos no termina con un estallido de satisfacción, sino con un quejido: “si pagar, hay que pagar; pero esto es un abuso”.

La plusvalía municipal es un impuesto, que viene pintiparado, para ilustrar esta cuestión. Como es sabido, cuando ocurre la transmisión de un inmueble de naturaleza urbana (habitualmente, la venta de viviendas y la adquisición por herencia), se ha de pagar, siempre y en todo caso: el “aumento de valor” se calcula aplicando un porcentaje al valor catastral del suelo; porcentaje, que depende del mero tiempo de posesión.

Da igual, pues, que haya existido o no tal aumento. Esto es un ejemplo de injusticia fiscal: el cálculo no sólo es abusivo; sino que es ilegal: como es de sobra conocido, el TC en sentencias, de febrero y mayo, anuló la fórmula. Al amparo de esta jurisprudencia, son muchos los contribuyentes, que se han lanzado a recuperar lo pagado, dada la ilegalidad que hay.

También es un ejemplo del doble daño, que causa un mal diseño de los impuestos: primero, afecta a nuestro bolsillo en particular; segundo, afecta las arcas públicas; al “bolsillo” de todos, como bien ilustra la noticia. He aquí la razón del título: se exige a rajatabla el pago de un impuesto, cuyo cálculo plantea dudas de legalidad; se desaprovecha la mejor actitud fiscal ciudadana, correspondiéndola con…voracidad fiscal.

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